martes, 23 de febrero de 2010
Lelia se abandona
“Lelia se abandona; cruza los brazos sobre la cara, y deja que Arnaldo la desnude. Su corazón late con inusitada violencia, y el contacto de las manos de su amigo en las piernas, le causa un placer desvaneciente y una inquietud dolorosa. El joven no atina con los cordones de los zapatos, con las ligas de las medias; sus manos, entorpecidas pro una crispación extraña y una nerviosidad delirante, no encuentran los broches ni consiguen desatar un nudo; la cabeza le arde, las piernas tiemblan como ateridas, y toda su virilidad, despertada de pronto y por primera vez al contacto de la carne tibia, blanca y perfumada de la joven, incítale a la violencia, a la inmediata posesión de ese cuerpo querido; pero su exquisita sensibilidad de artista y el mismo cariño enfrenan sus deseos carnales, revistiéndolos con toda la poesía romántica que guarda su alma. Desnuda un apierna, sus labios cúbrenla de besos, de besos que parecen mordiscos, de caricias sabias que hacen estremecer violentamente a Lelia. Desprendida ya toda la blusa, después de rodear el blanco cuello con un verdadero collar de besos, Arnaldo, poco a poco, para saborear más, descórrela hacia abajo, dejando descubiertos los juveniles y robustos senos, blancos como dos cisnes, cuyos picos rosados son los pezones erectos: con verdadera curiosidad infantil y admiración artística, queda contemplándolos un momento, luego los acaricia como a dos pichones, esconde su cara entre ellos y preso del delirio voluptuoso, engarza en la nieve de esas carnes cien y mil veces el rubí de sus labios. Lelia, adormecida de placer, con los ojos entornados y la boca sonriente, experimenta sensaciones extrañas en todo el cuerpo; su sexo, a las puertas del espasmo, espera impaciente las caricias definitivas.
Las faldas siguen a la blusa, el viso, las enaguas, los calzones, que dejan al desnudo un vientre venusino, caderas de Diana y muslos que envidiaría Friné. Arnaldo, que por primera vez en su vida contempla formas femeninas desnudas, como verdadero enamorado de lo bello, recoge la camisa hasta el cuello para contemplar a sus anchas la magnífica hermosura de su amada y su vista recorre el cuerpo blanco, deteniéndose en admirar las impecables curvas de las caderas, el modelado de los senos, el trabajo estatuario de las piernas. Lelia, que se da perfecta cuenta de la admiración que ha causado, siente el orgullo de las hembras y saborea interiormente el placer de la dominación por la belleza. Arnaldo, aún no satisfecho, con suavidad aparta los brazos del rostro de su amada para contemplarla en conjunto, y al verla intensamente ruborizada, con la vista baja de vergüenza corre presuroso a apagar la luz para no prolongar por más tiempo las torturas de su amada. (...)
Ella siente la proximidad de Arnaldo, el descorrer de las sábanas, el tibio contacto de una pierna con la suya, de unos brazos que buscan su cuerpo, de unas manos que acarician sus senos. El pierde la serenidad al sentir junto al suyo el cuerpo de Lelia, tibio, palpitante… El perfume extraño, embriagador del sexo, les enloquece, el pudor flaquea, los deseos se hacen insofrenables [sic]. Arnaldo, enloquecido, palpa los muslos, las caderas, el vientre; juguetean sus dedos con el sedoso vello del pubis, su boca afiebrada busca los labios ardientes de Lelia y esta, vencida por su sexo en delirio, entreabre las piernas, ofreciendo la flor de su virginidad”...
Alejandro SUX
domingo, 7 de febrero de 2010
the generation of animals
"The only one among the bipeds that is viviparous is man.
Han is the only animal that repents of his first embraces ; sad
augury, indeed, of life, that its very origin should thus cause
repentance ! Other animals have stated times in the year for
their embraces; but man, as we have already 38 observed, em-
ploys for this purpose all hours both of day and night ; other
animals become sated with venereal pleasures, man hardly
knows any satiety. Messalina, 39 the wife of Claudius Caesar,
thinking this a palm quite worthy of an empress, selected, for
the purpose of deciding the question, one of the most notorious
of the women who followed the profession of a hired prosti-
tute; and the empress outdid her, after continuous intercourse,
night and day, at the twenty-fifth embrace. In the human
race also, the men have devised various substitutes for the more
legitimate exercise of passion, all of which outrage Nature ;
while the females have recourse to abortion. How much more
guilty than the brute beasts are we in this respect ! Hesiod
has stated that men j are more lustful in winter, women in
summer.
Coupling is performed back to back by the elephant, the
camel, the tiger, the lynx, the rhinoceros, the lion, the dasy-
pus, and the rabbit, the genital parts of all which animals lie
far back. Camels even seek desert places, or, at all events,
spots of a retired nature ; and to come upon them on such an
occasion is not unattended with danger. Coupling, with them,
lasts a whole day ; the only animal, indeed, of all those with
solid hoofs, with which such is the case. Among the quad-
rupeds, it is the smell that excites the passions of the male. In
this act, dogs also, seals, and wolves turn back to back, and
remain attached, though greatly against their will. In the
greater part of the animals above mentioned, the females
solicit the males ; in some, however, the males the females.
As to bears, they lie down, like the human race, as previous-
ly 40 mentioned by us ; while hedgehogs embrace standing
upright. In cats, the male stands above, while the female
assumes a crouching posture ; foxes lie on the side, the female
embracing the male. In the case of the cow and the hind,
the female is unable to endure the violence of the male, con-
sequently she keeps in motion during the time of coupling.
The buck goes from one hind to another in turn, and then
comes back to the first. Lizards couple entwined around each
other, like the animals without feet.
All animals, the larger they are in bulk, are proportionably
less prolific : the elephant, the camel, and the horse produce
but one, while the acanthis, a very small bird, produces
twelve. Those animals, also, which are the most prolific, are
the shortest time in breeding. The larger an animal is, the
longer is the time required for its formation in the womb ;
those, also, which are the longest -lived, require the longest
gestation ; the growing age, too, is not suitable for the purposes
of generation. Those animals which have solid hoofs bear but
a single young one, while those which have cloven hoofs bear
two. Those, again, whose feet are divided into toes, have a
still more numerous offspring ; but, while the others bring
forth their young perfect, these last bear them in an unformed
state, such, for instance, as the lioness and the she-bear. The
fox also brings forth its young in an even more imperfect state
than these ; it is a very uncommon thing, however, to find it
whelping. After the birth, these animals warm their young
by licking them, and thereby give them their proper shape ;
they mostly produce four at a birth.
PLINY
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